El Pazo está catalogado por la Asociación de Amigos de los Pazos y desde 1.991 inventariado por el Registro del Patrimonio Gallego. La familia que habitaba el Pazo, emigró a Colombia y un descendiente llegó a convertirse en una figura relevante durante la Guerra de Independencia de ese país. En su escudo figuran las armas de ilustres gallegos, como Viéitez, Andrade o Puga. El Pazo de Almuiña ocupa 1010m2 de planta. Fue inaugurado en 1998 por el Presidente de la Xunta D. Manuel Fraga Iribarne para dar servicio de turismo rural. Categoría Pazo-Hospedería de Turgalicia, dispone de 10 habitaciones dobles, sala común y un comedor reconstruido en las antiguas cuadras, en el que todavía permanece un wáter de piedra, máximo lujo de la antigüedad. A 400 metros está el puente románico de Mourentán, sobre el río Deva, en el que los parroquianos el 17 de febrero de 1809, se enfrentaron a las tropas francesas del General Soult, héroe en Austerlitz. En las proximidades tenemos playa fluvial en el Miño y el Deva, piscinas, estación de ferrocarril, museo del vino, vestigios Templarios y la villa medieval de Melgaço en Portugal; empresas del área organizan excursiones de senderismo, rafting, paseos ecuestres, pesca, recorridos en quad; ver arte rupestre o visitar termas, son otras de las diversas actividades al aire libre a realizar. La tradición se respira en cualquier lugar del Pazo de Almuiña; existen referencias documentales datadas ya en 1.665 d.C. El Pazo se levanta en el antiguo Camino Real, que unía el sur de Galicia con el interior de la península. Posee un hórreo en su patio interior antiguamente dedicado al secado de la lamprea y numerosos túneles para la canalización de manantiales; la propia etimología árabe de “Al-münya”, que significa vergel, indica la vocación agrícola del Pazo, incluso por la derivación celta de “muin”, que significa “vid”. En las proximidades existen yacimientos prehistóricos y restos de calzadas romanas, por las que transitó Decio Junio Bruto (138 a.C); de Arbo procedían las afamadas lampreas que tanto gustaban en la Roma Imperial y que todavía ahora se pescan y celebran su fiesta a finales de abril. |